LA TRAVIATA
(para Sigfredo)
Debajo del cartel que dice Calle Habana
un hombre toca el acordeón
para nadie.
Es la hora sagrada en que se empieza
a amasar las ganancias.
Así que las alegres,
irregulares notas,
se van mezclando con los olores rancios
de la fritanga
y con las voces de la gente que habla por teléfono
mientras sigue viaje.
En la acera de enfrente
estoy yo, con pañuelo violeta,
mirando hacia uno y otro lado
sin querer otra cosa
que no sea
una música pura como un ángel
que me regrese los sentidos.
de ciega.
La siguiente calle es Costa Rica
y luego otra de nombre todavía más pomposo.Cuando vuelvo a mirar
el hombre ha recogido unas monedas.
El acordeón está tocando ahora
Gracias a la vida.
2 comentarios:
Este poema es un discurso sobre la mejor nostalgia que alguien podria padecer.
Es perfecto.
Ojala fuera mio.
Y me gusta,me gusta,me gusta.
Lo leo mil veces.
Y mas.
Y nada:me gusta,me gusta y me gusta.
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